Rafael Ruiz lleva más de ocho años como voluntario en Fundación Cudeca, pero en los últimos meses ha iniciado un nuevo reto: trabajar en voluntariado en un hospital público dentro del proyecto iLIVE. En esta entrevista nos cuenta su experiencia en el Hospital Marítimo.
Qué diferencias has encontrado entre el voluntariado en el hospice y el voluntariado en un hospital público como el Marítimo?
He estado más de ocho años en Cudeca, siempre en la Unidad de hospitalización y puntualmente a domicilio. La principal diferencia es que Cudeca es un equipo en el que se aborda el tratamiento de una manera integral para la persona que está al final de su vida. Está el trabajador social, el psicólogo, médicos, enfermeros, todo el equipo va a una. Entonces, a la hora de abordar las necesidades que tiene el paciente, pues en Cudeca se trabaja de una manera más armoniosa, más de cuidados paliativos.
En cambio en el Hospital Marítimo lo que se nota es que todavía el enfoque de Cuidados Paliativos se está iniciando. Porque realmente la unidad tiene menos de dos años.
¿Cómo se traslada la filosofía de un hospice como Cudeca a un centro público?
Realmente comencé hace unos meses y otros compañeros que llevaron más tiempo me pusieron en alerta de que el recibimiento de los voluntarios aún no estaba del todo aceptado. Pero cuando yo fui vi que todo el personal era muy receptivo para que el personal de Cudeca abordara el acompañamiento dentro de la unidad. Vi una gran aceptación desde el inicio. Otros compañeros habían plantado la semilla de la aceptación del voluntariado.
¿Cómo ha sido la reacción tanto de pacientes como de profesionales?
Ha sido progresivo. Al principio hemos respetado mucho su terreno, haciendo escucha activa y esperando para que nos abran puertas y se fueran acostumbrando a nuestra presencia. Con los pacientes todos agradecen que haya un voluntariado. Hay gente que está al final de su vida y están completamente solos y aislados. El hecho de que vaya un voluntario y le ofresca compañía y escucha, lo agradecen enormemente.
¿Qué sacas de esta experiencia?
Para mí era un reto, por ser un hospital público. Estoy muy contento porque estamos sembrando la conciencia de la importancia del voluntariado en un entorno diferente como es un hospital público. Estamos llevando ese conocimiento y esa actitud hacia los cuidados paliativos a la unidad del hospital marítimo.
A veces queremos ser muy interventores y y lo que necesitan esas situaciones es una presencia, una madurez emocional y escucha activa.
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